domingo, 25 de enero de 2009



El simple olor de una rosa es suficiente para transportar a alguien a un mundo diferente, por unos segundos dejas de estar allí donde te encuentres para situarte de repente en la nada, donde solo importa las sensaciones que percibes a través de la fragancia de la rosa. Que lástima que sólo sea durante unos míseros segundos..
Después de esto vuelves a la realidad, una realidad en la que todo es al revés de como te gustaría que fuera, y en la mayoría de los casos no puedes hacer nada para evitarlo.
Sí, esa realidad en la que debes dejar de soñar despierto, o de perseguir ciertas cosas para no llevarte un golpetazo contra un muro infranqueable.

Que "pena" que no sea capaz de dejar de hacer todo eso.

Prefiero una vida con diez mil golpes contra una pared que una en la que no hayan ni deseos, ni ambiciones ni sueños por conseguir..