lunes, 1 de junio de 2009

oh.. lluvia..






Gotas caen, tarde lluviosa, lluvia triste y cansada.. no llueve con fuerza, no transmite energía, simplemente llueve.. únicamente caen débiles y finas gotas abatidas de un cielo cada vez más lejano, un cielo que las mira con desdén mientras piensa que sus horas de partir aún no han llegado..

El olor a humedad empieza a extender su manto, un manto refrescante, un manto que acompañado por tan triste lluvia tan sólo resulta angustiante..

Silencio, el silencio se apodera de las calles, tan sólo el crepitar de la lluvia golpeando debilmente las superficies que se oponen a su paso se hace audible..

Oscuridad que va cayendo, nubes que tapan el sol, cielo que anochece, debil oscuridad que deja intuir la llegada de la noche que, junto al silencio mortal, a la debil y triste lluvia y al angustiante olor a humedad, incita a imaginar frías realidades sumergidas en profundos oceanos congelados en el tiempo..

Una brisa refrescante que se ha convertido en brisa helada, brisa que penetra hasta los huesos y el alma..

Mas todo ello incita a salir al encuentro de tan aparentemente nefasto dia, de tan desesperada lluvia; mueve a oponerse a él y a ella, a sublevarse contra todo aquello que, por temprana la lluvia, transmite triste y llanamente..

Lluvia, calmante de la sed de unos y provocadora de inquietud y tristeza en otros, vuelve allá arriba, vuelve al cielo que espera tu regreso para que, una vez alzanzada la madurez necesaria, vuelvas a caer, pero esta vez con fuerza, con la fuerza necesaria para transmitir energía y ánimo, con la energía suficiente para que tu humedad refresque, tu sonido relaje, tu visión alegre y tu sentimiento sea útil para avanzar por el sendero de la vida.

Sam.



en realidad me encanta la lluvia...


pero ahora falta el rayo de luz que se habra camino hasta llegar a mi rostro










dos y tres